Hola, les habla la camiseta de la selección venezolana de fútbol, mejor conocida como “La Vinotinto”. He visto con preocupación en los últimos días cómo se ha iniciado una polémica a nivel nacional por el supuesto cambio de color que me quieren aplicar.
Primero que todo, y con el debido respeto, le digo algo sin que me quede nada por dentro: NO QUIERO SER TRICOLOR.
Mucho trabajo me ha costado ganarme el cariño de algunos, el respeto de otros y, sobre todo, que algunos hasta me lloren.
Son muchos años, nombres, resultados, derrotas apabullantes, victorias increíbles, en fin, sangre, sudor y lágrimas, para que ahora vengan (y no sé si por caprichos políticos u otra cosa) a cambiarme de buenas a primera.
¿O acaso no han escuchados hasta canciones que me han hecho? Sé que muchos se molestan porque me usan con fines de mercadeo, copiando “las cosas malas de los capitalistas”, pero eso no sólo lo hacen conmigo. Eso es parte del crecimiento que he tenido en los últimos años. ¿Por qué en vez de hacerlo porque les parece, no hacen una consulta? Pregúntenle a los Maldonado, Mendoza, Urdaneta, Arango, Morán, Dudamel, Angeluci y pare usted de contar. Ellos, más que ninguno, deberían saber si es justo y necesario el cambio. A mi parecer, ellos, quienes me han llorado, sudado, sufrido y celebrado, deberían ser los que tienen la última palabra.
De verdad no sé qué les pasa por la cabeza cuando piensan cambiar un color que ya es tradicional. Un color que tiene varios orígenes, unos folclóricos, otros lógicos, pero que a la final llegan a una misma conclusión: Soy SU Vinotinto. Esa que algunos burlan, pero que muchos, con gran sentimiento, celebran y defienden a muerte. Sólo quiero decirles que yo si estoy feliz de ser Vinotinto, que estoy orgulloso de ser lo que soy. Seguramente mis colegas del baloncesto, béisbol, voleyball y otros deportes de conjunto también les dirán lo mismo. Hemos pasado por mucho sufrimiento para ser lo que somos.
Creo que hay otras cosas más importantes en las que estar pendientes, como por ejemplo, mejorar las instalaciones en las que los amantes de mi color van a verme luchar. O por ejemplo mejorar las condiciones de vida de aquellos que con mucho orgullo me portan a nivel nacional e internacional.
Otra cosa, eso de cambiarme a tricolor es una total locura. El hecho de que me cambien de color no va a mejorar ni desmejorar lo que pueda hacer en el terreno. Pero ayudar a los que me usan sí que lo hará. Ya es tarde para ello, pero no es tarde para ellos.
Soy y quiero seguir siendo Vinotinto, porque de Vinotinto represento al tricolor. Además, se oye muy sabroso: “Viva la Vinotinto”. En caso de que se salgan con las suyas no los voy a perdonar. Ojalá no lleguemos a eso, porque cuando digan hoy juega el “Tri” preguntarán si es México o Venezuela. Cuando digan que es la de amarillo, azul y rojo preguntarán si es Colombia, Ecuador o Venezuela. En cambio cuando digan “Hoy juega la Vinotinto”, todos sabrán quien soy.
Dios les alumbre el camino y ojalá desistan de esa idea que no me gusta ni un poquito.
Los quiero…La Vinotinto